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Cursos de parapente VOLAR EN COMPAÑÍA: una formación "diferente"

1/27/2021

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Charlas y clases teóricas con contenido inédito en el campo de la formación. No te pierdas esta formación "diferente". FOTO: VeC

Por qué los cursos de VOLAR EN COMPAÑÍA son diferentes?

-Porque se imparten con un número mínimo de alumnos para una formación personalizada y un máximo aprovechamiento.

-Porque se enseña y practica de forma realista siguiendo un método equiparable al empleado en los centros más prestigiosos y avanzados de toda Europa. Todo está fundamentado y escrito en temarios que se siguen y respetan escrupulosamente. Las clases teóricas son reales, tienen un contenido extenso y se imparten en aula; no se trata de unas breves nociones lanzadas sin orden ni concierto en una campa, un despegue o un aterrizaje.

-Porque los alumnos reciben el material didáctico necesario en cada curso, desde dosieres completos a libros imprescindibles en la biblioteca de todo parapentista.

-Porque se emplea material certificado y el más avanzado y novedoso del mercado tanto en prácticas como en demostraciones. Nuestros técnicos tienen un extenso conocimiento del equipo, su fabricación, sus prestaciones y sus limitaciones. Una base sólida para asesorarte sobre lo que puede resultar útil y conveniente en tus actividades “en la vida real”.

-Porque es la única escuela de España verdaderamente especializada en Hike & Fly y Vuelo en Montaña y una de las más avanzadas a nivel internacional donde se enseñan técnicas especiales como el “brake-shifting” o el “frontal-landing”. Estos contenidos son inéditos en los planes de formación de todo el estado.

-Porque los técnicos de VOLAR EN COMPAÑÍA cuentan no solo con la titulación que exige cada plan de formación: son especialistas en las materias que imparten con muchos años de experiencia en el campo de la docencia, del vuelo libre, de la montaña...

-Porque los instructores no desarrollan tareas susceptibles de distraer su atención sobre los cursillistas
 mientras estos efectúan sus prácticas. Realizar ejercicios de entrenamiento personal, vuelos comerciales en parapente biplaza o consultar dispositivos móviles con intención de participar en RRSS, por poner solo tres ejemplos, no entra en la mente de nuestros técnicos quienes están focalizados exclusivamente en la supervisión de los alumnos. 

-Porque existe una implicación real con el medio ambiente. Una de las reglas fundamentales es causar el mínimo impacto sobre la naturaleza. Las propuestas de cursos donde se sube andando para comenzar el vuelo son limpias y cuidadosas. No se imparte formación de paramotor o paratrike por considerar que las aeronaves motorizadas contaminan y perturban la vida de otras especies. Solo se emplean vehículos poco contaminantes que suben a los despegues con alta ocupación y su sustitución progresiva por automóviles "0 emisiones" forma parte de la filosofía y compromiso de la escuela. 

-Porque se respeta la ley, la normativa vigente en todos los aspectos (espacios aéreos, espacios naturales, cierres perimetrales de municipios y comunidades autónomas...).

-Porque se cumple un cuidado protocolo antiCOVID-19. 


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Si quieres participar en un curso de VOLAR EN COMPAÑÍA consulta nuestras secciones CURSOS/FORMACIÓN y OTRAS ACTIVIDADES. Disponemos de una oferta muy variada, pero si no encuentras lo que buscas puedes exponernos tus necesidades. Te informaremos encantados! 

Y recuerda: si participas en cualquiera de nuestros planes de formación obtendrás un descuento al renovar tu equipo o parte de él con VOLAR EN COMPAÑÍA!

​www.vecparapente.com
Teléfono: 640508278.
E-mail: volarencompania@gmail.com

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Parapente segunda mano: la complejidad del mercado de ocasión

1/26/2021

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En el mercado de ocasión podemos encontrar de todo. Incluso productos que parecen destinados a coleccionistas y no a usuarios normales. Por supuesto la imagen es una dramatización. FOTO: CORTESÍA FILI (COLECCIÓN FILI-URDU HEGAN PARAPENTE ESKOLA)

El mercado de segunda mano del mundo del parapente es, sin duda, muy atractivo. Pero resulta obligatorio saber distinguir entre productos de precio correcto, de precio bajo y aquellos que realmente son “baratos”. Eso significa que no todo lo que tiene un precio reducido es, obligatoriamente, económico. O que su valor esté en consonancia con lo que se paga por él o con lo que su vendedor solicita por el intercambio.
 
Nuestros alumnos y amigos llaman frecuentemente para que aportemos una opinión sobre productos que aparecen en anuncios de grupos y páginas de segunda mano. La mayoría de las ocasiones la respuesta coincide, y es la siguiente: “no te lo aconsejamos, pues ese producto está caducado o muy castigado para ese precio”. Sillas y paracaídas que han superado su vida útil; mosquetones de aleación ligera con huellas de desgaste; cascos con leves impactos, sí, pero suficientemente dañados como para ver mermada su capacidad de absorción. Otros a los que queda poco tiempo de uso, si no es que acumulan más de 4 o 5 años (lo que evidentemente es suficiente para que sea desechado y reemplazado, objetivo que a todas luces persigue su vendedor)...

A la vista de estos datos hay pocos motivos para comprar productos que descartan personas que no tienen los escrúpulos y la decencia de apartar del mercado elementos potencialmente peligrosos. Individuos que deberían ser denunciados en el foro donde manifiestan su intención de vender, excepto que la transacción tenga la finalidad de ofrecer piezas para románticos y coleccionistas.

​Recuerda: un producto viejo o caducado siempre es caro. ¡Por muy bajo que sea su precio!
 
No es lo único
En otro orden de cosas también es frecuente la compra de productos de tallas incorrectas o niveles muy superiores a los que domina el usuario, simplemente porque “tienen buen precio”. A ese respecto te aconsejamos pensar, por encima de todo -de la eficacia, del rendimiento y, por supuesto, también de la economía- en la seguridad: es el parámetro más importante.

También analizar si esa vela que parece tan barata precisa un cambio de suspentaje. Una vez realizado (paso imprescindible para que ofrezca seguridad y buenas prestaciones) quizá no te resulte tan económica.

Siguiendo con la cuestión de lo que es recomendable comprar de segunda mano decir que es cierto que hay muchos elementos que se pueden comprar sin temor a comprometer la integridad física: artículos electrónicos, mochilas, fundas, cockpits y, por supuesto, velas y sillas con una edad y uso -en términos de tiempo y condiciones- prudencial (mejor inferior a 3 años, fecha a partir de la que sobre todo la estructura de un arnés puede haber sufrido un notable deterioro por exposición a rayos ultravioleta). Y siempre revisados, a ser posible, por un profesional que aporte un informe de su estado.

Pero no, salvo que estén completamente nuevos (o casi), se conozca exactamente su procedencia, se tengan referencias, etc… no recomendamos adquirir cascos, conectores (sobre todo mosquetones de aleación ligera o maillones de Dyneema), paracaídas, cintas de unión o conexión, protecciones, suspentajes, bandas, mandos o separadores de biplaza.

Si eres profesional, especialmente piloto tándem o instructor, debes ser aún más escrupuloso y evitar adquirir (por seguridad para tus pasajeros) equipos con más de tres temporadas, en estado dudoso o retirado por otro compañero. Ni material de talla, edad y tiempo de utilización que pueda poner en riesgo la vida de tus alumnos.

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Si necesitas asesoría sobre el material más adecuado o adquirir cualquier elemento de parapente en cualquiera de sus disciplinas sabes que puedes contactar con nosotros:
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XC TRACER: máxima sensibilidad para  hike & fly y vuelos ambiciosos en montaña

1/21/2021

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El XC TRACER MAXX es la "máxima" expresión del fabricante suizo. Muy pronto un análisis completo en este blog. FOTO: XC TRACER

​Los instrumentos de vuelo del fabricante suizo destacan por una elevada sensibilidad gracias a su tecnología "sin retardo". Son los favoritos de los ganadores de prestigiosas pruebas de competición como la Red Bull X-Alps o la Dolomiti Superfly Chrygel Maurer y Patrick Von Känel, entre otros atletas de alto nivel. Tal vez se trate de una de sus armas secretas y por ello queremos conocerlos en profundidad.

Con la finalidad de ofrecerte la mayor información sobre las novedades del mercado nuestros instructores están probando actividades de hike & fly y vuelos en montaña los ligeros, compactos, sensibles y fiables productos de XC TRACER. El MINI III GPS y el MAXX serán objeto de análisis que publicaremos en este blog. 

Permanece sintonizado, pero si quieres saber más sobre estos avanzados instrumentos, pincha aquí: 
XC TRACER
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XC TRACER MINI III GPS. FOTO: XC TRACER

Si deseas información personalizada o adquirir un aparato XC TRACER, consúltanos:
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10 CONSEJOS PARA... Iniciarte en el hike & fly

12/23/2020

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Caminar y volar: un mágico encuentro con la Naturaleza. FOTO: J.I.G./VeC

​En VOLAR EN COMPAÑÍA estamos comprometidos con la seguridad de los parapentistas. Con esa finalidad proveemos a nuestros alumnos de una gran cantidad de material didáctico, entre el que se encuentran fichas donde se exponen consejos, "check-lists", etc... 
Con la esperanza de aportar algo positivo al colectivo queremos compartir periódicamente algunos de nuestros "secretos".


Debido al auge de la disciplina, y al amplio conocimiento de la misma por parte de nuestros técnicos, queremos empezar esta sección con unas recomendaciones para iniciarse en el mundo del hike & fly (caminar y volar) que atrae a un buen número de practicantes. Y aunque sería más correcto decir: "...consejos para iniciarse en hike & fly", hemos preferido incluir el artículo "el" por conservar la denominación coloquial de todo un arte; de todo un mundo.

La seña de identidad de VOLAR EN COMPAÑÍA es ofrecer formación de la más alta calidad con un trato personalizado y el máximo respeto por la Naturaleza. Por ello colaboramos con asociaciones que defienden los intereses de los pilotos de vuelo libre y, a la vez, realizan grandes esfuerzos por conservar intacto el Medio Ambiente.  
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Algunas de ellas promueven actividades divulgativas donde participamos de modo altruista con el propósito que exponíamos al principio: lograr la seguridad de los parapentistas. 
Esperamos, y deseamos, que esta sección también contribuya a ello. 

Recibe un cordial saludo. Feliz día de Reyes y felices vuelos!
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Si quieres volar o adquirir conocimientos en el campo del hike & fly consulta nuestras secciones VUELOS ORIGINALES y CURSOS/FORMACIÓN (Vuelo en Montaña, Descubre el Hike & fly). Disponemos de una oferta muy variada, pero si no encuentras lo que buscas puedes exponernos tus necesidades. Te informaremos encantados! 

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Hike & fly: el arte de caminar y volar

12/7/2020

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Los caminos del parapente y la montaña han vuelto a confluir. FOTO: J.I.G./VeC

​El parapente está íntimamente relacionado con la montaña. Sus orígenes, el escenario en que se practica...
El paso del tiempo parecía haberlo distanciado de ella pero últimamente, con el auge del hike & fly (caminar y volar o, más concretamente: subir caminando hasta un punto elevado para descender volando o comenzar un periplo aéreo), sus senderos han vuelto a confluir. Y lo han hecho con fuerza! Hoy analizamos en profundidad esta apasionante modalidad del vuelo libre.
 
El parapente, cuyo nombre deriva del empleo de un paracaídas en una pendiente (“pente”, en francés), tuvo un comienzo completamente ligado a las laderas de montaña donde evolucionó para ser más que un freno durante una caída.
 
La actividad se desarrolló y la llegada de las competiciones de velocidad, con el empleo de equipos pesados de altas prestaciones, produjo cierta emancipación y un modo diferente de acometer, sobre todo, el acceso a los despegues. El uso de vehículos a motor se impuso, y alcanzar a pie las zonas de vuelo pasó a ser algo anecdótico.
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La montaña, siempre presente en los corazones de muchos apasionados. FOTO: J.I.G./VeC

Sin embargo, la montaña siempre ha estado presente en la mente y los corazones de muchos apasionados. Su empuje solicitando productos especializados a los fabricantes, el impulso proporcionado por las competiciones específicas y, ahora, el efecto del COVID-19, han hecho que los parapentistas vuelvan a esas montañas donde nació la disciplina.
 
Incremento de la práctica
Los fabricantes advierten una mayor demanda de equipos ligeros. Y el motivo no es solo atracción por la montaña, una mayor facilidad de transporte o una superior seguridad pasiva de las alas con poca masa y, por tanto, reducidas inercias. Las ventas han crecido también debido a la pandemia que nos asola y propone un mayor distanciamiento social, un menor uso de vehículos con alta ocupación y una movilidad reducida que en ocasiones se circunscribe a las elevaciones -grandes o pequeñas- de que disponen los parapentistas en sus municipios, comunidades...
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Afortunadamente la Naturaleza es la gran beneficiada de la reducción de emisiones contaminantes. FOTO: J.I.G./VeC

​El medio ambiente es sin duda un gran beneficiado, pero la actividad no está exenta de problemas. A los riesgos inherentes a la práctica del parapente hay que sumar que cualquier disciplina practicada en la montaña requiere un buen conocimiento de la misma, de las propias capacidades y, por supuesto, el uso de un material adecuado.
 
Por ello recomendamos ir con cautela y, en el caso de no contar con suficiente experiencia, ponerse en manos de un guía de montaña que proteja por el suelo y, si es necesario, un técnico en parapente que acompañe en los primeros pasos de una disciplina compleja por su particular aerología y su multitud de matices.
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El vuelo en montaña está sujeto a una aerología muy particular y a múltiples matices. FOTO: J.I.G./VeC
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Paisajes de ensueño. El placer de contemplar un mundo de montañas desde otro punto de vista. FOTO: MSdD/Vec

​Humildad, análisis, formación y rigor
Nos encontramos en la montaña y cualquier actividad que se practique en ella es exigente y comprometida. Es cierto que el parapente no conlleva los riesgos de actividades de velocidad como el wingswit en su variante proximity o de los de saltos BASE extremos. Pero al dominio del equipo y el análisis de las condiciones meteorológicas hay que unir un amplio conocimiento de la orografía, de la aerología, de la mecánica de las brisas de valle, de los problemas de sustentación derivados de la altitud y la densidad del fluido, de la capacidad de penetración cuando el viento es intenso, etc... y con ello establecer el plan de vuelo, siguiendo la línea correcta.
​…
Debido a la sencillez de pilotaje del parapente en atmosfera calmada hay quienes piensan que con escasos conocimientos y experiencia se puede volar desde cualquier cima. Incluso hay técnicos y escuelas que alientan a sus alumnos a la realización de grandes retos aéreos atendiendo exclusivamente a sus dotes para la escalada o el trail running. Como en todas las actividades el intrusismo prolifera y existe oferta de cursos impartidos por técnicos exclusivamente de vuelo (muchos, además, adolecen de experiencia, especialización o capacidad para impartir enseñanza de parapente en este medio), sin que ningún profesional de actividades de montaña proteja de los riesgos en el suelo. La reciente corriente del empleo de velas de área reducida (minivelas pensadas para speed riding y speed flying), e incluso de simple superficie para que muchos den sus primeros pasos, parece hacer olvidar que se trata de herramientas especializadas y que la errónea percepción de la masa de aire por parte de un piloto novel puede bloquear su progresión o aportar una falsa sensación de control cuando practique de forma autónoma. Todo ello en un país mediterráneo donde sabemos que la formación no está de moda y que, con tomar un curso de iniciación o ver algunos vídeos en la red, hay quienes se creen expertos. 
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Parapente monosuperficie especializado volando en montaña. FOTO: J.I.G./VeC

​Una formación dirigida y competente pero, sobre todo, mucha humildad y análisis de las capacidades y las situaciones, es lo que mantendrá en las mejores condiciones -y el mayor tiempo posible- a los apasionados que combinen la montaña y el vuelo. Caminar (para completar un hike & fly), ascender, escalar (climb & fly), esquiar (skimo & fly), correr (run & fly o, también running & fly) y alcanzar el valle volando son regalos maravillosos que requieren un gran sentido y no están exentos de responsabilidad. Afrontados con la actitud necesaria aportan grandes satisfacciones, reducen muchos riesgos presentes en la montaña y, estamos seguros, contribuyen al incremento del nivel del parapente como ya ocurrió con modalidades como el alpinismo en la década de los ochenta.

Por último, profundizar en el asunto final que encabeza este apartado, que no es otro que la palabra rigor. Un tratamiento necesario para referirse sin frivolidad a una actividad seria que merece todo el respeto y que en ocasiones, quizás debido a puro desconocimiento, no se pone en práctica al hablar de esa mágica combinación que es caminar y volar. Hike & fly no es salir de un vehículo y cubrir 150 metros hasta el punto de despegue. O subir descargado hasta ese lugar dando un paseo mientras una furgoneta acarrea el equipo. Es verdad que desde una perspectiva estrictamente lingüística hablar de ese modo puede tener su sentido. Pero por meras razones éticas no es aconsejable jugar a la confusión con una disciplina que tiene entidad propia y, realmente, es algo diferente a ponerse el equipo a la espalda porque un vehículo no puede acceder hasta el mismo despegue o porque simplemente se quiere hacer un poco de ejercicio  el día que se va a volar.
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Ello no quita que existan hike & fly´s para casi todos los públicos. O que cada deportista sea libre de acometer, a su nivel, esta apasionante aventura. Pero hablar sin propiedad desprestigia una práctica que tiene un carácter particular y cuenta, especialmente en Centroeuropa, con una gran tradición.
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Caminar y volar también es posible en invierno. De hecho, combinar ascensiones sobre terreno nevado o helado con ayuda de raquetas, esquís, crampones... es una actividad apasionante que también puedes hacer con Volar en Compañía, siempre protegido con un guía de montaña titulado. FOTO: MSdD/ VeC
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Excursiones y vuelos biplaza. Todo para que disfrutes de la maravillosa alquimia que constituye caminar y volar. FOTO: MSdD/VeC

  
En la línea de lo que decimos, y dado que somos especialistas en la materia, desde VOLAR EN COMPAÑÍA ofrecemos diferentes alternativas, siempre con la garantía de estar permanentemente acompañado por un guía de montaña titulado o/y atendido en el cielo por un técnico deportivo en parapente.

Excursiones y vuelos en parapente biplaza; salidas de hike & fly para pilotos autónomos; cursos de descubrimiento o la formación más avanzada y especializada.
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Todo para que disfrutes, como nadie, de esa increíble alquimia que es caminar y volar en las bellas montañas.

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Pilotaje del parapente: cómo empuñar los mandos

11/30/2020

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El control de la dirección y la velocidad del parapente se realiza fácilmente a través de unos mandos que se llevan en ambas manos y pueden empuñarse de diferentes maneras. FOTO: VeC

Los mandos del parapente, también llamados puños o asas, pueden reposar sobre la mano de diferentes maneras. Aquí te mostramos las más usuales exponiendo su campo de utilización, ventajas e inconvenientes.

El control de la dirección, de la velocidad y, por tanto, del ángulo de ataque del parapente, se realiza de manera sencilla actuando sobre el borde de fuga. Este se conecta con el piloto a través de unas líneas ramificadas a base de cordino, anudadas a un triángulo o trapecio textil para configurar lo que se denomina sistema de freno o, coloquialmente “freno”.

El triángulo o trapecio puede ir reforzado con diversos procedimientos, o asociado a otros materiales además de los textiles. Aporta capacidad de control y comodidad al usuario, algo de lo que sin duda adolecería si se traccionase directamente de una finísima cuerda.
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Mandos de parapente, denominados coloquialmente puños o asas. FOTO: OZONE

La guardia
El sistema de freno tiene un recorrido “muerto” hasta que comienza a actuar o alcanza lo que se denomina punto de contacto. A partir de ahí empieza la deformación del borde de fuga. Esa zona blanda o inactiva es necesaria aunque tampoco debe ser excesiva. De serlo puede transformar el pilotaje en impreciso e ineficaz. Cada fabricante establece un margen que suele ser de unos 15 centímetros como mínimo, lo que permite hacer ciertas maniobras sin llegar a frenar. Entre ellas estaría hacer orejas, coger ambos mandos con una sola mano para liberar la otra, acelerar mientras se pilota con las bandas traseras conservando las características del perfil, etc…

Para realizar un pilotaje activo es importante reducir la guardia. No nos referimos a destruirla, sino a contar con la capacidad o los mecanismos que permitan disminuir rápidamente el recorrido para responder a las exigencias del vuelo en térmica o de ciertas maniobras.

No hace falta cambiar los reglajes de serie. Simplemente hay que aprender a reducirla modificando el modo de empuñar el mando o asa de freno, como veremos a continuación.
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Formas de empuñar
Hay diferentes modos de coger, sujetar, agarrar o empuñar los mandos para traccionar del sistema de freno. A continuación te mostramos algunos de ellos.
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En el modo turístico se cogen los mandos por su parte inferior manteniéndolos atrapados en la palma de la mano, pero dejando fuera el pulgar. FOTO: J.I.G./VeC

​Modo “turista” o “turístico”
Esta expresión, acuñada por técnicos franceses e ingleses, también se conoce coloquialmente en el país galo como: “modo cadena de váter” o de “agarre largo”. En España está bastante extendida la denominación “pilotar con las asas”, si bien en el resto de formas que veremos se hace uso de estos elementos igualmente.

El modo turístico consiste en coger los mandos por su parte inferior manteniéndolos atrapados en la palma de la mano, pero dejando fuera el pulgar. Se trata del sistema habitual en la fase de iniciación de pilotos noveles. Válido para vuelos tranquilos en atmósfera calmada y donde no se necesite mucha información procedente del ala, inmediatez en la respuesta o precisión en los giros. También es el método que suele escogerse para mantener la conexión con el borde de fuga mientras se pilota con las bandas traseras.
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Su gran ventaja es uno de sus inconvenientes: conserva la guardia prácticamente intacta y al ser un sistema de “agarre largo” permite evitar errores de pilotaje por sobremando en las fases iniciales del aprendizaje. Sin embargo no es el método recomendado para realizar un pilotaje activo.
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El modo turístico es el método que se suele escoger para mantener la conexión con el borde de fuga mientras se pilota con las bandas traseras. FOTO: J.I.G./VeC
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Otra forma de gobierno de la aeronave, manteniendo los mandos en las manos con el modo turístico. FOTO: J.I.G./VeC
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"Turistico", el método perfecto para coger los dos mandos con una sola mano sin deformar el borde de fuga y sin desatender el control de la aeronave. FOTO: J.I.G/VeC
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En el modo dragonera hay quienes atrapan el cordino de freno (o bien el quitavueltas, si lo lleva, o incluso pellizcan ambos flancos de la cinta del mando) entre pulgar e índice para contar con mayor precisión. FOTO: J.I.G./VeC

Modo “dragonera” o “mano por dentro del asa”
Esta forma de conectar la mano con el mando no es, realmente, empuñarlo. Se trata de introducir aquella hasta la muñeca, incluyendo el pulgar. El nombre dragonera, muy empleado en francés, evoca los sistemas de conexión de los bastones de esquí o de los piolets.

Hay quienes actúan exclusivamente subiendo o bajando la mano bloqueada y quienes atrapan el cordino de freno (o bien el quitavueltas, si lo lleva, o incluso pellizcan ambos flancos de la cinta del mando) entre pulgar e índice para contar con mayor precisión.

Es un modo muy extendido también entre competidores, muchos de ellos practicantes de modalidades acrobáticas (más adelante estableceremos la relación). Sin embargo, nosotros no lo recomendamos básicamente por dos razones:

-puede resultar difícil extraer la mano en determinadas condiciones. Sobre todo si el diámetro del mando es pequeño o/y se emplean guantes voluminosos. Ello puede comprometer, entre otras cosas, la liberación del freno tras una maniobra o incidencia, o la extracción de un paracaídas (por dificultad de acceso al asa).
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-no es un sistema dinámico que permita variar con precisión la guardia en vuelo. Además puede requerir de un período de adaptación si se pilotan velas diferentes, pues no todas tienen el mismo recorrido de freno.
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Asa con barrita empuñada en modo "mando de acro". FOTO: FERNANDO QUINTAS/VeC

Modo “mando de acro”
Esta fórmula es una variante de la anterior (o la anterior una variante de esta), específica para mandos equipados con barras o bolitas por encima del asa.

Si bien el asa de los mandos específicos para acrobacia suele tener un diámetro mayor que la de los puños destinados a otras modalidades (debes tenerlo en cuenta si aplicas una barrita o una bolita a un mando convencional), el método tiene los mismos problemas que el tipo anterior además de dificultar el acortamiento del freno mediante una vuelta alrededor de la mano.

Su ventaja es que, al no existir tensión ni presión sobre la muñeca o los dedos, la circulación sanguínea no se ve interrumpida y la respuesta de la vela resulta inmediata y precisa cuando se actúa sobre el travesaño en forma de barra, o sobre la bolita.
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Su mayor inconveniente, además de los citados, es que la barra o la bola pueden engancharse en las líneas durante el despegue o comprometer la seguridad en caso de incidencia. Un sistema destinado a pilotos expertos y parapentes o usos concretos cuya mecánica no precisa reducir la guardia para realizar un pilotaje activo.
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Mandos de acro con recubrimiento de neopreno y sistema de conexión al arnés mediante elástico. FOTO: OZONE
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Mandos convencionales equipados, de serie, con una barrita similar a la de los específicos para acro más elaborados. Fue, realmente, el punto de partida para los más especializados y ahora es el preferido por muchos para pilotar sus parapentes en XC e incluso vuelos recreativos. FOTO: GINGLIDERS
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Variante donde el fabricante ha sustituido la barrita por una bola, accesorio que reduce en parte los riesgos de enganche del primer sistema. FOTO: GINGLIDERS
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En el modo "con una vuelta..." hay que poner atención para que el cordino cabalgue alrededor de la mano y no envolviendo los dedos, lo que podría comprometer la circulación sanguínea en sus capilares. FOTO: J.I.G./VeC

​Modo “con una vuelta” del cordino de freno... alrededor de la mano
Este método, que consiste en agarrar firmemente el mando en modo “turístico” para después realizar una rotación de la muñeca con la finalidad de enrollar el cordino alrededor de la mano mientras se mantiene la tensión es, desde nuestro punto de vista, el más recomendable.

Hay que poner atención para que el cordino cabalgue alrededor de la mano y no envolviendo los dedos, lo que podría comprometer la circulación sanguínea en sus capilares.

El sistema sirve para acortar la guardia, permite una gran precisión y sensibilidad (se traccione directamente o, mejor, se tome suavemente el cordino pinzado entre el pulgar y el índice -hay quienes pasan su cordino entre el corazón y el índice o entre el corazón y el anular, aunque no es tan informativo-) y posibilita una liberación inmediata de todo el mando ya que el pulgar permanece en el exterior.
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Es perfectamente dinámico y adaptable, pues en función del lugar por el que se agarre el mando puede acortarse mayor o menor longitud de cordino. Una vuelta pequeña equivale a un agarre en modo “dragonera”, mientras que con una grande se pueden reducir hasta 20-25 centímetros.
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Llevar una vuelta de cordino de freno sobre la mano es el método recomendable para pilotar activamente en térmica o en atmósfera turbulenta. FOTO: J.I.G./VeC

A pesar de sus bondades también ofrece algunos inconvenientes. Es un método difícil de ejecutar al primer intento por parte de muchos alumnos; puede resultar un poco doloroso (más si se usan guantes finos) y en condiciones de frío intenso no ayuda demasiado pues compromete la circulación sanguínea (ya de por sí afectada por la postura de pilotaje con los brazos elevados). Al mismo tiempo puede deteriorar un poco más los guantes que otras fórmulas, pero quienes lo usen tendrán un gran control de su vela y estarán libres de problemas de liberación ante incidencias o situaciones de lanzamiento de paracaídas.
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Sin embargo es el sistema recomendable para pilotar activamente en térmica o en atmósfera turbulenta.


Como puedes observar, todos los métodos tratados en este texto van dirigidos a la fase de vuelo. Otros momentos, como el control del ala en tierra, el despegue... pueden requerir técnicas diferentes a las expuestas como idóneas para girar en térmica, liberar una mano, pilotar a las bandas traseras, etc... Igualmente el artículo pretende complementar, y en ningún caso sustituir, la labor de técnicos y escuelas, encargados de realizar una formación dirigida y adaptada a cada alumno y modalidad del parapente.

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Cascos para parapente: la norma EN 966

10/30/2020

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Los cascos para deportes aéreos (parapente, ala delta y aviones ultraligeros) se certifican en Europa bajo la norma EN 966. FOTO: J.I.G./VeC

No todos los cascos que se emplean para volar en parapente cumplen con los requisitos de la normativa específica para deportes aéreos. Influenciados por las actividades de hike & fly y el imperativo de reducción de peso, atraídos por un precio bajo o, simplemente, por desconocimiento, muchos pilotos y escuelas se equipan con productos que están lejos de ser lo adecuados que deberían. Conozcamos, a través de este artículo, algo más sobre el asunto.
 
Los cascos para uso en parapente tienen el cometido de proteger a su usuario de impactos sobre el cráneo. Para ello cuentan con una estructura que amortigua el choque, fundamentalmente a base de espuma (EPS, poliestireno expandido) circundada por un termoplástico que, entre otras funciones, también la preserva.
 
El impacto provoca la deformación y compresión de la estructura, proceso en el que se disipa la energía del choque. Tras la atenuación, la energía no absorbida y/o dispersada es la que recibe el individuo, del mismo modo que ocurre en los arneses (ver post). Algunas veces la deformación es irreversible (en ocasiones incluso se llega a la rotura) y el casco alcanza el final de su vida útil. Otras simplemente acorta su tiempo de uso aunque el producto pueda seguir empleándose con relativas garantías. Un meticuloso análisis tras un impacto, por muy pequeño que parezca, ayudará a decidir si se desecha un casco que quizás ya no funcione, siguiendo el necesario protocolo de seguridad que todo piloto debería respetar.  
 
Este artículo no pretende abordar el diseño idóneo de un casco en función de la actividad. Y por supuesto tampoco va a entrar en el eterno debate sobre la elección entre cascos “abiertos” e integrales. El objetivo es exponer que, a pesar de existir una normativa específica para cascos de parapente, no todos los que se usan la cumplen.
 
EN 966
Los cascos para deportes aéreos (parapente, ala delta y aviones ultraligeros) se certifican en Europa bajo la norma EN 966 (actualmente EN 966: 2012 + A1: 2012). Obtener la certificación sobre la norma garantiza que superan unas pruebas donde se emulan, en laboratorio, los efectos de los posibles impactos que pueden recibir en la vida real mientras protegen la cabeza de su usuario.
 
Las pruebas son diferentes y mucho más exigentes que las que deben superar, por ejemplo, los también populares cascos para montañismo, alpinismo y escalada certificados bajo la norma EN 12492. Y son distintas sencillamente porque cada actividad impone diferentes requisitos de protección. La violencia o el área de incidencia de los choques acostumbran a variar de unas prácticas a otras, y eso es algo que se debe tener en cuenta a la hora de realizar los test que desembocan en certificaciones.
 
Para cumplir con la EN 966 los cascos son más voluminosos y pesados pues la norma dice que tienen que estar preparados para cubrir mayor superficie del cráneo del usuario y ofrecer mejores resultados en caso de choques frontales, laterales o posteriores.
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Eso significa que, aunque muchos deportistas usen cascos pensados para emplear en la montaña en sus actividades de vuelo, o en las que se combina el alpinismo o la escalada con el parapente, la protección con la que cuentan en caso de impacto es menor. Además, los efectos de un posible accidente no están, en ningún caso, cubiertos por la garantía que aporta el fabricante. El uso se hace bajo su propia responsabilidad y la asunción de los riesgos, de los que incluso puede eximirse la compañía aseguradora, es exclusivamente suya.
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Casco para deportes de montaña normalizado EN 12492 fuera de su campo de utilización. Muchos usuarios escogen este tipo (bajo su propia responsabilidad) para actividades de hike&fly por su interesante relación peso-protección. FOTO: J.I.G.VeC
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Otro ejemplo de casco EN 12492 en un deporte para el que no ha sido certificado. FOTO: J.I.G. /VeC

Prestaciones similares, distintas normas
La protección que aportan los cascos que pasan la EN 966 es similar a la proporcionada por los cascos para snowboard y esquí alpino (que deben cumplir la EN 1077). Eso significa que sus prestaciones son parecidas, o incluso idénticas, en caso de impacto. Pero ello no quiere decir que los de esquí se puedan utilizar alegremente para deportes aéreos. Solo puede hacerse si han recibido “legalmente” la certificación y para ello el fabricante debe someterlos a dos pruebas diferentes (por muy similares o idénticas que sean en lo tocante a resistencia a la penetración, absorción del choque o capacidad de retención de su estructura textil, anclajes y sistemas de cierre) y abonar la cantidad correspondiente para recibir el lábel.

Ello nos lleva al concepto “normalización múltiple”, que implica el hecho de que un mismo casco recibe el certificado de cumplimiento de varias normas al mismo tiempo, y es por ello el idóneo para emplear en las actividades a que se refieren las pruebas.

Practicar diferentes disciplinas deportivas, o acometer aquellas que combinan acción en distintos decorados y situaciones, implica tener un gran fondo de armario y llevar la mochila repleta de “disfraces”, u optar por un casco “binorma”. O -nada recomendable- emplear útiles en circunstancias para las que no han sido diseñados, lo que en el caso de los cascos puede desembocar en importantes problemas de seguridad.
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Casco binorma certificado simultáneamente para cumplir la EN 966 y la EN 1077. FOTO: MSdD/ VeC
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A pesar de su enorme parecido y de superar pruebas similares, los cascos para esquí y snowboard no son adecuados para vuelo libre salvo que cuenten con la certificación específica. FOTO: J.I.G./ VeC
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Otro ejemplo de casco binorma (EN 12492 + EN 1077) que no es el más adecuado para deportes aéreos. FOTO: J.I.G./VeC

​La combinación de la norma EN 966 con la EN 1077 es habitual. Los cascos que cumplen ambas pueden ser ligeramente más caros que uno que solo cumple una de ellas, pero el resultado es muy interesante porque indica que te permitirá volar pero también esquiar o hacer snowboard con el mismo elemento. Recuerda que, como puede ocurrir con las compañías de seguros y los cascos para deportes aéreos, solo si un casco cumple la EN 1077 estás cubierto si desciendes por las pistas de determinadas estaciones de esquí o te apuntas a ciertos eventos o competiciones.  
 
También resulta frecuente que algunos fabricantes ofrezcan cascos que pasan la EN 1077 y la EN 1078 (bicicleta, skateboard y patinaje). No es tan usual, pero puede verse igualmente en el mercado, que algunos protectores tienen “triple norma”. EN 1077, EN 1078 y EN 12492 son las que cumplen al menos dos de los productos vendidos en la actualidad que, resultando interesante para muchos deportistas, lamentablemente tampoco son cascos que aporten las garantías legales que necesitan quienes practican el vuelo libre. Según nuestros datos solo uno cumple al mismo tiempo con las exigencias de la EN 966, EN 1077 Y EN º12492, lo que significa que la oferta no es muy abundante. 
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Algunos cascos para vuelo libre comparten detalles con los de esquí: forma, protección de las orejas, etc... Pero recuerda: no todos los cascos para deportes de nieve están certificados EN 966. FOTO: J.I.G./VeC
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Casco EN 966: la mejor elección para un alumno de parapente. FOTO: J.I.G./ VeC
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Casco EN 966: integral al que, además, puede acoplarse opcionalmente una pantalla de protección. FOTO: J.I.G./ VeC

Conclusión
La elección de un casco que cumple diferentes normas y/o está certificado para diversas disciplinas no es solo una excelente manera de ahorrar peso y volumen al acometer actividades que combinan varios decorados o disciplinas. Es la mejor garantía de estar protegido cuando se practiquen estas, además de un buen modo de rentabilizar la inversión -y tener más espacio en el armario- por contar con un único elemento de gran versatilidad.
 
Lamentablemente, con la oferta actual del mercado eso es posible únicamente para los pilotos de parapente en el caso de que elijan uno “normalizado” para deportes aéreos y esquí. Hasta hace muy poco no teníamos constancia de que ningún fabricante ofreciera productos que cumpliesen a la vez con la EN 966 y la EN 12492, que a la postre son las actividades que más se compaginan, especialmente en el hike & fly. Parece que estamos de enhorabuena y esperamos que la idea cale entre más fabricantes.
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Pilotos y pasajeros de vuelos biplaza comerciales estarán mejor protegidos -en todos los sentidos- si emplean cascos certificados EN 966. FOTO: VeC
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Abiertos o integrales, los cascos EN 966 son la mejor opción para pilotos recreativos o competidores. FOTO: J.I.G./ VeC

Nuestra recomendación es la de emplear, siempre que no haya más remedio, un casco con una protección superior a la exigida por la norma incluso sabiendo que legalmente se está desamparado. Entre volar con un casco que pasa la EN 12492 y realizar una ascensión de montaña pre-vuelo equipado con uno que cumple la EN 966, esta última opción parece más razonable.
 
Sin embargo habrá deportistas que, con la finalidad de reducir peso y volumen, elijan siempre bajo su responsabilidad y del mismo modo que ocurre con quienes emplean arneses sin protección, preservar su integridad con un casco que supera unas pruebas menos exigentes que las ideadas para deportes aéreos. Es respetable, por supuesto, pero también es bueno que cuenten con información para que su elección se realice libremente.
 
Cuando el peso no es un problema lo razonable parece usar cascos certificados EN 966. No tiene sentido escoger uno que está certificado conforme a una única norma, pero optar por una pensada para deportes de nieve en lugar de para deportes aéreos es a todas luces incongruente.
 
Pilotos y pasajeros de vuelos biplaza comerciales, alumnos en fases de iniciación, progresión, pilotos que realizan vuelos recreativos, acróbatas, competidores en mangas de distancia y/o velocidad, etc… no pueden ir mejor respaldados por otro elemento que no sea un casco que pase la norma EN 966.
 
Contar con la garantía de la mejor protección, tanto real como legal, es fundamental. Sin tener en cuenta el aval que significa participar en una prueba (competición, concentración…) cuya reglamentación exija material normalizado, supuesto sin el cual resultará imposible la participación.
 
Ah, recuerda que por muy certificados que estén, los cascos no son eternos. Renovarlos en los plazos indicados por el fabricante, o incluso antes si han sufrido impactos o una gran exposición a los rayos solares, es vital si se quiere mantener la seguridad.
 
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