De un tiempo a esta parte todo lo rápido se ha convertido en “muy rápido”. Se vive a toda velocidad y los momentos para el deporte, la cultura y el ocio parecen escasear. La fast-food, esa comida rápida elaborada a toda velocidad -valga(n) la(s) redundancia(s)- es todavía más ágil gracias a un transporte alocado. Motos y bicicletas recorren las calles para llenar los estómagos de consumidores que no tienen un segundo que perder, tal vez porque no disponen de un segundo. Fruto del ritmo frenético el humano de hoy quiere todo al instante. Justo en ese instante donde tiene una décima de segundo para hacer algo fuera de lo habitual, del trabajo, de la presión del día a día. Sin embargo, de lo que muchas personas con prisa no se percatan es que algunos asuntos precisan ser cocinados “a fuego lento”. Ciertas actividades requieren un alto compromiso, no solo espiritual, sino material en lo que al cronómetro se refiere. El aprendizaje está siendo, últimamente, el mayor objetivo de la premura desmedida. Por doquier se anuncian clases de música donde se garantiza que, sin ningún conocimiento teórico previo, y sin haber tenido contacto con un instrumento en toda la vida, se dominarán (ojo, esta palabra tiene unas poderosas connotaciones) diferentes estilos en el plazo de 6 meses, por poner solo un ejemplo sin sentido. La frustración llevará al incauto al abandono del objetivo en sesenta días, con lo que nunca tendrá autoridad para reclamar la garantía de lo que la lógica conduce a valorar como una clara estafa. A pesar de todo las implicaciones de un error de elección en ese sector no parecen demasiado graves. Lo peor que puede pasar es que alguien vuelva locos a sus vecinos a causa de la producción de un ruido desordenado y ensordecedor. Pero y en el mundo del parapente? Las consecuencias para la integridad del piloto pueden ser gravísimas si el aprendizaje no se efectúa del modo y en los plazos necesarios. Convertirse en piloto, como ocurre en la preparación de grandes platos de cocina, y por supuesto en la forja de un músico, exige su tiempo. Un piloto se cocina a fuego aún más lento que la mejor fabada y si se desea que el resultado sea sobresaliente es obvio que un buen producto no sale de una lata por arte de magia, con el mayor de los respetos para las mejores conservas. Cursos de parapente unos cuantos días… y ¡hasta nunca! Sí, por muy duro que parezca el titular la formación del parapente en España sigue, con mucha frecuencia, ese camino. Un curso de parapente nivel iniciación, en la mayoría de los casos sin un solo minuto de teoría, incluyendo un poco de práctica con el ala en el suelo y algunos vuelos, se proclama como suficiente para aportar la idea de ofrecer todas las claves para… ¡ser autónom@! La sencilla mecánica de la aeronave para cambiar de dirección en vuelo a condición de bajar una mano hace el resto y confunde a pilotos noveles haciendo creer que, después de unos pocos “descensos” de iniciación, están preparados para proseguir su camino de manera individual y sin ninguna dirección. O hace pensar erróneamente que, con lo que ya saben, el mero hecho de seguir volando por su cuenta es garantía de seguir aprendiendo y motivo suficiente para incrementar su seguridad. Tú lo que necesitas es una vela de mayor nivel con más prestaciones Así de claro: otro de los mantras que se repiten sin ningún pudor. Inducir a pilotos sin experiencia para volar con velas para las que no están preparados causa un buen número de incidentes y accidentes cada año. Si estás poco rodado, realmente no sabes volar y quieres incrementar tu nivel, nada como pasar de aprender lo esencial para encomendarte a un ala de una categoría superior. Esa que hará por ti todo lo que no sabes. Esta fórmula es de las más populares, prescrita por formadores y escuelas sin escrúpulos que ven en el cambio una magnífica oportunidad para vender una segunda vela a ese incauto a quien no aportan herramientas que mejoren su conocimiento. A una pobre persona que, confiando ciegamente en ellos, ofrecen exclusivamente remontes y alguna instrucción sesgada para que siga bajo su manto sin preguntarse que ahí afuera hay todo un mundo de posibilidades… ¡si se forma! Lamentablemente llegan a Volar en Compañía muchos alumnos con escasísima experiencia y alas EN-B, en ocasiones EN-B+, recomendadas por instructores que han guiado sus pasos desde el principio pero que desafortunadamente no les han contado básicos como el mejor modo de disponer la vela en un despegue, cómo realizar la mejor aproximación a un aterrizaje, alguna maniobra de descenso rápido o… ¡que el acelerador existe! A veces la talla de la vela que les han vendido es inadecuada para su peso y nivel. La carga alar con que despegan los pies del suelo pone las cosas más difíciles en determinadas condiciones y puede ofrecer algunas sorpresas debido a su inexperiencia en la exploración de la velocidad mínima de la aeronave. Hemos llegado a vivir un caso insólito: el de un alumno al que habían “proporcionado” una vela de una talla tan grande que, de ninguna de las maneras podía volar dentro del rango de la horquilla de pesos y, por tanto, lo hacía fuera de homologación. Y ahí no acaba la cosa: le dijeron que retirase el acelerador de su arnés (un componente esencial del pilotaje que ya estaba instalado) porque con su nivel... ¡él no tenía que utilizarlo! Pero este es otro asunto que nos proporcionaría material para escribir unas cuantas entradas rocambolescas. Subir de categoría puede constituir un paso positivo, sin duda. Y hasta un buen estímulo… ¡Pero solo cuando se está preparad@ para ello y se respetan las normas básicas de seguridad! Hike&fly: la gota que colma el vaso La última maniobra “comercial” es ofertar cursos de hike&fly (hikeandfly, hike & fly, hike and fly o como prefieras escribirlo) para deportistas ajenos al mundo del parapente. Persuadiendo a senderistas, escaladores, alpinistas, corredores de montaña, esquiadores… algunas empresas intentan hacer creer que, a pesar de la complejidad del vuelo de montaña, una persona es capaz de aprender y consolidar los secretos de sus artes en solo unos pocos días. La realidad es bien distinta. Contando con la rápida adaptación de quienes pasan tiempo habitualmente en la montaña y con la transferencia de elementos de sus disciplinas, caminar y volar requiere saber mucho de lo primero, sí pues la actividad se desarrolla en un medio riguroso y delicado. Pero también mucho de lo segundo, disciplina que no se aprende en dos días. Es imprescindible un curso de iniciación al parapente e incluso varias fases de perfeccionamiento y sesiones específicas para comprender las brisas de valle y montaña antes de afrontar los primeros vuelos desde las cumbres. Puede existir, sin duda, una salvedad: que esos cursos tan atractivos sean en realidad jornadas de iniciación al parapente convencional donde, en lugar de utilizar un vehículo para acceder a un despegue “oficial”, se inste al alumno a subir a pie. Estaríamos hablando, pues, de otra cosa que en ningún caso debe confundirse con esa actividad mágica con entidad propia realizada en la montaña y que en ninguna circunstancia debería ser tratada con frivolidad. ¡Cuidado con las publicidades engañosas! Prisa mata… ¡amig@! Sea como fuere el “dominio” de la actividad y de cualquier disciplina de la misma solo llega tras un buen puñado de horas, una gran cantidad de estudio, mucha reiteración y una actitud paciente. El dicho: “vísteme despacio, que tengo prisa” cobra una especial relevancia en el campo del parapente. El control del ala en tierra, decisivo para la realización de despegues y aterrizajes seguros, no se logra en unas horas. Dosificar las acciones necesarias para que la vela evolucione estable incluso en atmósfera turbulenta, adaptar la velocidad de navegación correcta para cada circunstancia, planificar una aproximación y “posarse” con suavidad no son fases que se asimilen en cuatro jornadas. El aprendizaje dirigido supone un gran ahorro de tiempo. Pero ello no quita que se deba estar comprometido a invertir, con mucha humildad, ese y todo el que exige esta maravillosa modalidad del vuelo libre. ¡Felices vuelos! Volar en Compañía/Artículos consejos Ya sabes que la seña de identidad de VOLAR EN COMPAÑÍA es ofrecer formación de la más alta calidad, sin limitaciones, con un trato personalizado, sesiones y "cursos diferentes" y el máximo respeto por la Naturaleza. Si quieres participar en un curso de parapente impartido por VOLAR EN COMPAÑÍA o aumentar tus conocimientos consulta nuestras secciones CURSOS/FORMACIÓN (Vuelo Térmico, Vuelo de Distancia o XC -Cross-Country-, Vuelos guiados y tutelados, Vuelos Didácticos en Parapente Biplaza, Vuelo en Montaña: hike&fly y vuelo vivac...) y OTRAS ACTIVIDADES. Disponemos de una oferta muy variada, pero si no encuentras lo que buscas puedes exponernos tus necesidades. Te informaremos encantados! Y recuerda: si participas en cualquiera de nuestros planes de formación (cursos de parapente o sesiones, masterclass, etc...) obtendrás unas condiciones fabulosas al renovar tu equipo o parte de él con VOLAR EN COMPAÑÍA! www.vecparapente.com Teléfono: 639208051. [email protected] Volar en Compañía
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Noviembre 2023
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